29 marzo, 2011

Carta enviada por el Padre Gerard Ouisse, en el nombre de la comunidad cristiana San Cayetano de La Legua, al Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter

23 de Marzo de 2011
Sr Rodrigo Hinzpeter
Ministro del Interior
PRESENTE
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Estimado Señor:
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Somos miembros de la comunidad cristiana de San Cayetano. Durante la asamblea de la comunidad cristiana hemos tomado la decisión de enfrentar la situación actual de La legua para llegar a la Paz. Vivimos cada día un ambiente de violencia intolerable. Si esta situación es algo conocido desde hace años ponemos en su conocimiento que en los últimos 15 días han muerto tres personas más y han sido heridas otras tantas. ¿Cuántas personas más considera que sería necesario que murieran para que ello provocara la reacción de las autoridades competentes?
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Cotidianamente tenemos que vivir en un contexto de miedo, nadie camina por nuestras calles, la costumbre es recorrerlas corriendo para evitar verse atrapado por el fuego cruzado. En las escuelas los padres retiran a sus hijos a las 13 hrs en la certeza de que las balaceras comenzarán a las 14 hrs. Muchos niños han dejado de asistir a clases, dato que usted puede verificar con las autoridades de la Escuela 480 y de los Colegios Laura Vicuña y Obispo Manuel Vicuña. Los vecinos experimentamos la impotencia de vernos obligados a vivir escondidos en nuestras casas mientras los narcotraficantes son dueños de la calle y caminan por ella libremente con armas en la mano. Es una costumbre de este lugar el que los padres llamen desde el trabajo a los hijos para saber si pueden entrar en la población o deben esperar que pase la balacera de turno. Este miedo colectivo está destruyendo el tejido de las organizaciones sociales y comunitarias, logrado tras décadas de lucha y sacrificio.
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Mientras esto ocurre, se ha instalado un hábito de silencio de las autoridades de todo tipo y este silencio provoca un sentimiento de abandono e impotencia frente a tanta violencia. Nos preguntamos quién encara a los narcotraficantes y traficantes de armas que viven fuera de la Legua, muchos de ellos en barrios elegantes o en parcelas y que pagan altas sumas a los soldados que siembran el terror también en muchas otras poblaciones. A menudo dichos soldados tienen un poder de fuego muy superior al de las fuerzas de orden y las usan sin piedad contra niños, mujeres, ancianos, trabajadores, creyéndose dueños del mundo.
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Usted sabe que La Legua está llena de gente honrada, trabajadores honestos, estigmatizados sistemáticamente por los medios de comunicación social. Muchos de nosotros, en la vida cotidiana, vivimos como prisioneros de la dictadura instaurada por el narco. En la práctica en nuestras calles no rige el estado de derecho ni son respetadas las más elementales garantías constitucionales, que, tanto su administración como las precedentes prometieron defender.
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Como pobladores creemos que merecemos el derecho a la protección tanto o más que la que se suele dar cuando alguna autoridad viene a inaugurar alguna dependencia, siempre con gran despliegue mediático y policial. Queremos la dignidad de cualquier chileno en las oportunidades de acceso a la educación, salud, vivienda y trabajo digno pero en esta carta le pedimos algo mucho más elemental: que las armas salgan de nuestros barrios. Es un deber de la autoridad hacer cumplir la ley en este sentido, pues son las fuerzas de orden, y no el narcotráfico, el que tiene, según la ley, el monopolio del uso de las armas. Nos preguntamos: ¿de dónde provienen las armas y municiones?
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Usted sabe que el narcotráfico es un síntoma de una herida social. Probablemente son muchas las deudas pendientes en educación, salud, trabajo y oportunidades que están a la base de esta situación. Pero en lo inmediato se hace imposible atender al pago de esas deudas si es que en nuestras calles no rige la paz de un estado de derecho.
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No nos resignamos a seguir viviendo así porque la Legua es tierra de lucha y dignidad. Desde nuestra fe en Jesucristo no claudicaremos en la defensa de la vida que se nos ha confiado.
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Atentamente,
En el nombre de la comunidad cristiana San Cayetano de La Legua
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Padre Gerard Ouisse
Párroco de la Parroquia San Cayetano
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Fuente: Chilevisión