25 junio, 2008

¿LOCE? ¿LGE? Buscando el problema a nivel teórico

Creo que no hay cosa que me guste más, aunque suene terriblemente fascista, que sentirme parte de una èlite que mira el mundo desde arriba, desde los costados o de donde sea, pero obviamente desde afuera. Parte de una elite que entiende que el problema de la educación no es el lucro ni la selección de alumnos. Un grupo afortunado que se ha asomado afuera de la caverna y ha visto el paisaje que la circunda por primera vez.

Si me preguntan de que espectro político soy, solo puedo responder: de este, de aquel que quiere y pelea porque todo el mundo pueda salir de la caverna y ver lo que yo veo a traves del conocimiento.

Lo siguiente es parte de aquello. T, espero tu opinión. Para que te pregunto si ubicas a Bergerd y Luckman: y vuelvo a decirte lo de la otra vez: ¿¿¿Cómo nunca antes me dejaste a mi tambièn mirar por la grieta hacia el exterior???? Caga¡¡¡, jejejeje. Te quiero ita, eres la mejor amiga del mundo.

Punto clave de esta discusión se centra en la actual crisis de la educación, que nosotros planteamos, basándonos en B y L, como un desfase entre la Institución y el individuo. ¿Es el individuo quien crea la institución o viceversa? ¿Por un lado el individuo adquiere la realidad que por otro lado está siendo producida por todos los individuos?.

Las pautas de conductas se han adquirido porque son el resultado de las acciones cotidianas de los hombres de una sociedad determinada, que externalizan sus acciones en una primera y segunda socialización. EL problema es que el comportamiento del ser humano cambia con el tiempo y esta sujeto a influencias externas, y esta externalización, que se ha habituado y transformado en institución, continua en el tiempo. En si misma, la Institución tiene su propia forma de control coercitivo, inexistente o tenue al principio pero que se vuelve más férreo mientras mas alejada se encuentre la institución de sus creadores originales cuyas acciones externalizaron a través de los distintos procesos de socialización: creemos que esta es la causa de la crisis actual de nuestro sistema educativo; el desfase entre individuo e institución es tal, que ya los medios coercitivos de control están siendo insuficientes para su legitimación por parte de los usuarios de la misma.

Para entender esta crisis o desfase, es importante comprender el proceso histórico en que se produjo su constitución. Durante gran parte del siglo XX, la idea de un Estado de Bienestar, primo en nuestro concepto de desarrollo-país, alcanzando por ende a las instituciones educativas. Era el estado quien debía velar por el desarrollo educativo.

De esta experiencia, se pasó radicalmente a la conformación de un Estado subsidiario que incluyó el proceso de municipalización de la educación pública desde 1980, la instauración de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) en 1990 y la actual reforma educacional con los gobiernos de transición democrática.

Si analizamos esta historia, nos daremos cuenta que el proceso en nuestro país ha sido inverso: no se ha llegado a la construcción de la institucionalidad educativa por medio de un proceso de externalización de las conductas de los individuos en una determinada época, sino que se ha tratado de imponer ciertos tipos de acciones idealizadas, a través de Instituciones pensadas para ello.

¿Qué se piensa de la educación decimonónica?. En general que todo tiempo pasado fue mejor. La escasa elite que tenía acceso a la educación del siglo XIX había creado a través de la internalización de sus actos la escuela, principalmente explicada a través de lo que ha sido el Instituto Nacional.

Sin embargo, los proyectos desarrollados en el siglo XX no han nacido de un reflejo de la realidad vivida, sino que se han tratado de imponer como realidades ideales a alcanzar, tratando de producir una internalización forzada de las instituciones educativas. Es por eso que a través del tiempo los medios coercitivos se han vuelto más necesarios y aun así no están dando el resultado esperado, porque como dice ByL “solamente se requieren mecanismos de control adicionales cuando los procesos de institucionalización no llegan a cumplirse cabalmente”. Durante el periodo del régimen militar habían pocos canales a través de los cuales aflorara esta crisis, pero en el Chile de hoy, interconextado, transversal, en red, los jóvenes no son capaces de encajar ni aunque quisieran, en un tipo de escuela que no ha nacido de su propia habituación de experiencias, siéndoles muy difícil cumplir con los roles que las instituciones educativas esperan de ellos. Sin embargo “las instituciones están ahí, fuera de él, persistentes en su realidad, quiéralo o no: no puede hacerlas desaparecer a voluntad… La realidad objetiva de las instituciones no disminuye si el individuo no comprende el propósito o el modo de operar de aquéllas”, el problema estriba en que para el joven se esta tornando imposible la internalización de ellas.

Si analizamos los principios en que se funda la ley, no los encontramos tan alejados de las acciones que están externalizando los jóvenes en el Chile de hoy: en todos los sectores sociales la educación sigue siendo (o al menos pareciendo) un medio de movilidad social y cultural (Universalidad y Calidad de la Educación); existe un acuerdo tácito colectivo en que la educación es un derecho para todos (Equidad del sistema de enseñanza.); en que su creación y conducción debe darse a través de la participación de todos los sectores involucrados y la aceptación de la responsabilidad también de todos ellos (Participación y Responsabilidad), posibilitando las adecuaciones curriculares necesarias según la realidad de cada Unidad (Flexibilidad).

Detectado el problema en la incoherencia que se produce entre la habituación del joven y el marco teórico, que sí se encuentran en correlación y la institución educativa, cabría hacerse la peligrosa pregunta: ¿Cómo solucionar este desfase?

Consideramos una cuestión a lo menos intrincada plantearse este desafío porque la estructura más rígida al pensar en el cambio o la parte de la socialización menos cambiante en el tiempo es la institucionalización de la acción exteriorizada.

Como dice Morín, la escuela ve el conocimiento como un mero resultado cultural del pensamiento, dividida en compartimentos estancos, sin embargo, debe hacerse cargo de un conocimiento pertinente, que considere: el Contexto, lo Global, lo multidimensional, porque esta es la forma de externalizar del joven de hoy, que no son recogidas por la institucionalidad existente.

Como planteamos, el problema se reduce a la antigua institución educativa que se encuentra en plena vigencia, pero que representa otra realidad, la rígida del pensamiento positivista del siglo XIX, porque es de entender que las reformas que se han intentado implantar durante el siglo XX no lograron internalizarse en los jóvenes como proceso inverso. He ahí el problema de fondo: difícilmente la socialización secundaria podrá realizarse con éxito a través de estas instituciones arcaicas y desfasadas, por mucho que el marco legal sea el reflejo de la habituabilidad de los jóvenes chilenos del siglo XXI.

Detectado el problema pues, la solución parece mucho más compleja, ¿cómo logramos que la principal herramienta para llevar a buen término un proceso de socialización secundario adecuado según Berger y Luckman, sea coherente con la habituación de los jóvenes de hoy? O, en otras palabras, ¿cómo modernizamos esta institución que mantiene una imagen hacia fuera, pero cambia por dentro, encerrada como en una concha, según Giddens?

Difícil saberlo, al menos el desafío está planteado.

20 junio, 2008

“Todas las mañanas del mundo no vuelven nunca más” (Pascal Quignard)

Nada me seduce mas que la inteligencia o la virtud, que en el fondo son la misma cosa. Me estaba acordando de Saint Colombe y su viola de 7 cuerdas, los duraznos plisados de su mujer que venía a verlo a pesar de estar muerta, sus noches y sus días rendido al crepitar de la vela y al sonido de sus cuerdas ¿Se puede vivir una vida tan apasionada?

19 junio, 2008

En el Alma


"Bueno... yo no diré YO quiero estudiar… Porque es obvio que la mayoría de las niñas del liceo es lo que quiere... sino, no habrían tantas chicas de diferentes comunas en el Liceo, personalmente vivo en Lampa, me levanto a las 5.15 de la mañana para llegar a clases, porque en mi comuna no hay escuelas de calidad. Nosotras nos movilizamos por las generaciones futuras, porque no quiero que en unos años más sigan habiendo personas como yo que tienen que hacer más esfuerzo que otras, se que hay chic@s que se levantan aun mas temprano, que llegan aun mas tarde que yo y aun así siguen luchando, porque queremos que los que vienen puedan optar a una buena educación en su comuna al igual que los que viven en providencia o Santiago centro. No dejemos que nos pasen a llevar, y basta con esa mentalidad de que no se conseguirá nada..."

No pude evitarlo…me llegó al alma. Es un post dejado en el fotolog de mi liceo. Hace una semana más o menos estuve en la comisaria sacando a esta niña y otras que pasaron a fiscalía por tomarse el Liceo y la pude ver angustiada porque los pacos amenazaban con enviarla a un hogar de menores del Sename porque la mamá no podía venir de Lampa a sacarla.

La gente se olvida que fue una masa llamada gente, la misma que eligió a esos parlamentarios que hoy sus hijos tanto critican y que probablemente volverán a reelegir.

Me siento privilegiada en muchas cosas, pero sobretodo en haber tenido acceso a estudiar y no solo una vez. La falta de conocimiento es como estar ciego, sordo y mudo, tratando de vadear a la muchedumbre que ataca por todos lados. Lo que menos se merecen estos cabros es que los hagan soñar en vano.

17 junio, 2008

Mi acto de rebeldía

No me reconozco. Hoy día toda mi cobardía cagona intrínseca se quedó en mi dpto., porque si hubiese sido la misma de todos los días, no estaría escribiendo esto.

Martes, día de consejos de profesores, o sea, día de perdida de tiempo, pero hoy fue un día especial. Estaban todos los profesores, lo que hacía más de 50 personas en la sala, decidiendo si iban a paro parcial o paro total en contra de la LGE, en protesta por aquellos aspectos de la ley que según ellos, van contra la “dignidad” de los profesores.

La ida a paro se daba por hecho, eso no estaba en discusión. Lo más chistoso es que quien hacia de moderadora, era una profesora cuya mayor virtud aflora cuando esta en silencio, porque de lo contrario, continuamente esta tratando a las niñas de tontas, mediocres, que para qué estudian si no tienen neuronas, que son rotas, cochinas, que qué hacen en esta comuna, que este liceo no es para ellas y un largo etc. Pero, en fin: hoy estaba liderando la defensa de la dignidad del gremio.

Hubo muchos discursos, unas más largos que otros, unos más cagones que otros, pero ninguno haciendo un mea culpa. Luego vino la votación.

Justo en ese momento no se que me hizo levantar la voz y decir, a todos y cada uno de los que estaban ahí: “Yo me abstengo de votar porque no estoy de acuerdo con el paro, porque con o sin LGE, para mi el problema más urgente es la modificación del Estatuto Docente. La Educación sí es responsabilidad de los profesores” Cricricricricricricri

Que segundos más largos. Nadie dijo esta boca es mía. Estoy segura que las represalias se dejaran caer duras, por rompehuelgas y anti gremialista; pero bueno, esa es mi forma de apoyar al movimiento pingüino, porque estoy segura que tras el acto de hoy, fuerzas especiales de carabineros serán unas blancas palomas ante la furia que dejaran sentir estos dignos colegas. Porque son capaces de hecharle la culpa al Papa, antes de reconocer que ellos tienen algo que ver con el problema de la mala educación de este país.

Obviamente fui la única abstención con esos argumentos.

Debo aclarar que los profesores van a paro por algo que les atañe directamente (habilitación de títulos a no especialistas) y de pasada, aprovechan de apoyar a los estudiantes. Uno de mis colegas dijo: “No deberíamos meternos, esta Ley no toca directamente aspectos gremiales, la habilitación ya esta aprobada y el resto no tiene nada que ver con nosotros”

Perdón pero ¿La educación nada que ver con nosotros? Los resultados fueron: 12 abstenciones (sin ningún argumento), la mía con el argumento ya dicho, 15 paro parcial, 1 paro total. ¿El resto de los profesores? Justo cuando que había que votar partieron al baño, se acordaron que habían dejado las llaves puestas en el auto, que tenían que hacer una llamada urgente, etc. Juzgue por ud mismo.

14 junio, 2008

Mi punto de vista

Muchos docentes no estarán de acuerdo con los planteamientos que aquí expongo. No coincido con ellos, obviamente.

Durante los años que llevo haciendo clases, tanto en el sector privado como en el municipal, en sectores de alto riesgo social y en sectores considerados como clase medial alta, he visto la misma realidad: colegas que se esfuerzan, con verdadera vocación, porque la educación de este país mejore, la mayor de las veces a costa de su propio tiempo, indistintamente si son casados, solteros, con hijos o sin hijos y sin embargo, ninguna diferencia en la remuneración que reciben. Es más, he observado que muchos colegas que ni siquiera hacen clases, muchas veces ganan hasta el doble de aquellos que ponen todo su esfuerzo en ello.

¿Por qué? Porque nuestro sueldo aumenta cada dos años, estemos sentados calentando el asiendo o descuerándonos incluso a costa de nuestros propios recursos. La calidad de la educación no puede basarse solo en la vocación y sacrifico de unos cuantos profesores; es necesario que ésta calidad sea premiada para INCENTIVAR el alcance de ella y por lo tanto, el esfuerzo de todos los profesores en alcanzarla. No podemos dejar la calidad de la educación a las buenas intenciones de un prestigio que hace mucho nuestro gremio dejó de poseer.

Reflexión aparte me merece la inamovibilidad que se origina al querer despedir a un profesor que no cumple con sus funciones, inamovilidad que se produce por las normas que rigen los contratos indefinidos de aquellos que se desempeñan en el sector municipal (Estatuto Docente).

Es necesario poner estos temas en el debate que rodea a la discusión de la LGE, personalmente creo que sólo parte del problema se solucionaría con un cambio en la Legislación: es necesario atacar el problema de raíz: Estatuto Docente, Formación Académica y LOCE (legislación actualmente en vigencia).

¿Por qué no se hace esto? Porque ningún sector del espectro político, ni la izquierda extraparlamentaria, ni la concertación, ni la Alianza por Chile, está dispuesto a perder el voto electoral de aquellos que con mucha caradura, en la mayoría de las ocasiones, nos hacemos llamar “maestros” y es más, tenemos influencia sobre familias completas, lo que por cierto no debería prestarse para ser utilizado políticamente. No incluyo por cierto a aquellos docentes que, día a día, más allá de cualquier ley o salario, hacen clases pensando en el futuro de este país. Esto no debería ser: lo mejor debe ser incentivado y premiado, no juzgado con la misma moneda que lo mediocre, sobre todo si estamos hablando de quienes forman las bases fundamentales de nuestra sociedad.

¿Por qué los miles y miles de estudiantes no son escuchados? Porque ninguno de ellos votará en las próximas elecciones presidenciales, ni en las parlamentarias, y con la calidad de la educación cívica en este país, lo más probable es que un gran porcentaje no lo haga nunca, entonces “¿para qué tomar en cuenta a estos chiquillos?”. Aunque, valga aclarar, estar inscrito en los registros electorales no sea sinónimo de responsabilidad política, pareciera que a todo el mundo le convine que nuestros alumnos sepan lo menos posible


BAJAR TRABAJO I: Regulación, Incentivos y remuneraciones de los profesores en Chile

* Este estudio forma parte del Proyecto Alcance y Resultados de las Reformas Educativas en Argentina, Chile y Uruguay, Universidad de Stanford/BID.

13 junio, 2008

Abelardo y Eloisa o la tragedia del amor medieval

Después de la lluvia el aire olía a tierra mojada. Todavía corría aquel viento frío previo a la tormenta. El cielo estaba gris, ningún animalillo se asomaba por la floresta y el camino parecía hacerse eterno sobre el horizonte.


Abelardo se encerró aún más en su túnica y dispuso la partida. Se había refugiado del aguacero bajo un roble frondoso que se alzaba en medio del camino, a orillas de un riachuelo que ahora corría como un torrente.


Las botas de cuero no habían dejado traspasar la lluvia y, a pesar de la humedad y el frío, el agua no había penetrado sus ropas. Pensó en Eloisa. La imaginó al abrigo de un bracero, arropada con un chal, inmersa en sus bordados y sus pensamientos, rodeada de monjas y rosarios.


Mi pobre Eloisa, no sé cuál de los dos se lleva la peor parte de este calvario, si yo con mi condena de vagar eternamente, desterrado en esta libertad oprobiosa al saberme separado de ti, deshonrado, sin la gracia de Dios y con la iglesia sentenciándome, o tú, encerrada en la gracia divina, que más que el paraíso, ha de ser un infierno para tu intrépido espíritu.

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Eran tiempos de oscuridad. Los caminos habían sido abandonados,. Solo los vagabundos, los aventureros y los demonios se atrevían a cruzar las rutas que cientos de años antes habían transitado las imponentes legiones romanas. La maleza, como mala hierva, cubría cualquier huella dejada por los viajantes. Solo los muy avezados podían orientarse por aquellos parajes asolados por salvajes y rufianes. Los bosques se erguían dueños y señores del paisaje. Las grandes ciudades habían sido abandonadas a la gracia de dios, convirtiéndose en aldeas populosas y mal olientes. Era la época de las grandes invasiones bárbaras.


Cuando Abelardo llegó a París tenía 17 años. Se había levantado un día de su cama y agarrando su báculo, les había dicho a sus padres que se iba. A París. A la universidad. Besó a su madre y abrazó a su padre con cariño. Recogió sus pocas pertenencias, que en el fondo eran sólo libros: la Biblia, las confesiones de San Agustín y sus largas interpretaciones sobre la vida y el espíritu de las cosas. Más tarde se agregarían Averroes y Aristóteles.


No sabía muy bien que dirección tomar, ni que haría una vez llegado a aquel lugar desde el cual le llegaban remotas noticias. Había escuchado contar a los caminantes

que en aquella ciudad la gente se juntaba para leer los escritos de gente muy antigua, que podían acceder incluso a los textos originales de la Biblia. Que los sabios dictaban cátedras en las

escalinatas de los edificios, en las calles, en las Iglesias. Todo París bullía de conocimiento.


Afuera de las iglesias se juntan jóvenes guiados por viejos que aprenden la lengua de los gentiles, discuten cosas sin sentido, como el origen de la divina trinidad, si las plantas y los animales tienen espíritu. No se cansan nunca, nadie les gana en el arte de producir palabras


Aquellas noticias traídas de cuando en cuando fascinaban a Abelardo y, con el tiempo, sus ansias por conocer el mundo se habían transformado en una insistencia febril. Él quería saber. Saberlo todo

.

Desde pequeño le habían intrigado muchas cosas. ¿Dios los observaba todo el tiempo o sólo cuando dormían?. ¿Por qué las zanahorias crecían bajo tierra y no como las flores que nacían mostrando todo su esplendor?. ¿Existían más colores o sólo los él que veía hundirse en el horizonte de su campo?.


La noche en que llegó a París hacia mucho frío. El cielo presagiaba tormenta, adivinando el dolor que el conocimiento deseado habría de ocasionar a Abelardo. Caminó ansioso por las calles estrechas, como esperando encontrarse con los padres de la iglesia a cada vuelta de esquina.


La ciudad lucia oscura. La luna manteníase exiliada y todo animal nocturno, observaba desde su escondrijo el desarrollo de la vida. Las calles malolientes escondían a leprosos y vagabundos entre las sombras. La Catedral, imponente, se erguía como un presagio divino: Notre Damme. Nuestra Dama. Más alla el Mercado silencio entre las calles de tierra, y más allá aun, el río, el campo, el bosque, la lejanía, los territorios del mal


La tormenta se desató tremenda sobre las sombrías calles de París. Abelardo buscó refugio, pero ninguna puerta se abrió para aquel desarropado afuerino. Amaneció empapado, tiritando de frío en las escalinatas de una pequeña iglesia en las orillas del Sena. La fiebre lo había atacado por la noche y, como llevaba varios días sin comer, pronto cayó en un estado de semi-inconciencia. Veía a su madre que, llorando, le pedía volver y a su padre ordenándole regresar a sembrar los campos. De pronto, las imágenes desaparecieron y un anciano de largas y canas barbas se irguió enfrente de él.


Levántate Abelardo, tus días no terminan en la escalinata de una iglesia. Tienes una misión que cumplir, sólo pagando el costo con tu corazón podrás acceder al conocimiento que Dios te envía. Levántate. Abandonarse a la derrota es el peor de los pecados.


Ya no recordó nada más. Cuando despertó se encontraba acostado en una cama. Un fuego ardía en el centro de la habitación, sobre él, una tizana desprendía extraños olores. La habitación se encontraba casi en penumbras, sólo un par de velas iban dando forma a los objetos. No tenía fiebre y le habían puesto otra ropa. De pronto lo vio, mimetizado con una oscura esquina de la habitación. El viejo de sus delirios.



Continuará...

Me declaro anarquista

Tal vez me estoy poniendo vieja, pero NO. En realidad, creo que nunca pensé que ésta era la forma.

Puede sonar pedestre y vulgar pero, ¿nos estamos poniendo a la misma altura? ¿Así se logra una nueva sociedad? ¿Así otro mundo es posible?.

J. trabajó hace dos veranos supervisando la construcción de los paraderos transantiago, con 33° C de calor. Los obreros que ganaban el sueldo mínimo seguramente lo hacían bajo 37°. ¿Esta es la forma de esta niña de generar trabajo para paliar la cesantía? ¿Pensará que siempre estará mejor un papá trabajando en esas condiciones 8 horas diarias que sin trabajo?. No me funciona la lógica. Porque si se trata de romper cosas, para eso me voy al cerro Alvarado en la Dehesa, donde el dpto más barato cuesta 1 millón de dólares. Le podría dar los recorridos de micros que la “acercan” al lugar, aunque tampoco creo que ese sea el camino.

Me declaro anarquista, al menos por esta semana. De esos cuya fé era capaz de imaginar mundos maravillosos, no de los que aterrizaron los sueños adhiriendo a la violencia como una forma de presión.

12 junio, 2008

La EDUCACIÓN ANARQUISTA, según Bakunin, mi profe de episte y lo que ésta bruta alcanzó a entender

Según los anarquistas, Bakunin mediante, un profesor, como metodólogo del aprendizaje, debe ser una persona capaz de cambiar de metodología rápidamente, porque cada niño es un mundo infinito. No existen reglas que expliquen interacciones.

Los que quieran cambio de estructuras, revolución para los anarquistas, deben manejar todas las estrategias y metodologías de cambio. Un revolucionario debe ser flexible, adaptable, no atarse a una sola vía. Y con revolucionario, yo y Bakunin, nos referimos en este caso al docente que quiere cambiar estructuralmente la sociedad, al hombre y no a una imitación del Che tirando piedras en una esquina

Actualmente hay una idea de educación, normativa, reglista, que diseña un cierto modelo al cual el profesor debe ceñirse. Los anarquistas cuestionan este normativismo. Dicen que no debe haber normas, que debe aprenderse a través del error.

Los anarquistas plantean la teoría del error. Se debe aprender a conocer el error, a convivir con él, teniendo siempre presente que él mismo puede agregar otros errores, pero también que siempre se puede crecer a través de la búsqueda de las soluciones o del proceso mismo de raciocinio al darnos cuenta del equívoco

“Estamos aquí gracias a nuestros propios errores”. Lenin

El error mismo nos puede conducir al éxito; lo importante es como se procesa este error ¿se aprende de él o no? En nuestras sociedades hay muchas cosas que se hacen sabiendo que no sirven y se vuelven a cometer los mismos errores una y otra vez. Es la teoría del error lo que hay que enseñar al estudiante más que el método. El reconocimiento del error y la búsqueda por enmendarlo, me debería desarrollar la imaginación, por el contrario, el método desarrolla la alienación: sigo los pasos que otros a su vez han seguido.

En el proceso educativo es el niño quien debe explorar el mundo de acuerdo a lo que él es como ser individual y lo debe hacer prácticamente. La educación no puede ser directiva, ya que el conocimiento nace de la experiencia practica.

La educación debe entenderse como un arte y el arte es una vivencia personal, por eso el profesor no puede dirigir el proceso de aprendizaje, sino que debe actuar como un facilitador, entendiendo que este proceso no puede sino ser personal. La educación anarquista es concebida como el arte personalizado de la enseñanza

“Que la gente se emancipe por si misma” Bakunin. Y la educación es emancipación, lo que implicaría el reconocimiento de la individualidad de cada alumno, el cual debe instruirse a si mismo por voluntad propia. Con un profesor capaz de desarrollar la creatividad, siempre el resultado será extraordinario

Lo que caracteriza al ser humano es el hecho de su imprecibilidad
Sartre

Si la escuela no es una experiencia de libertad lo que esteremos logrando es una juventud pasiva, obsecuente, capaz solo de replicar la sociedad que le ha sido legada. Por el contrario, la función de la educación debería ser cultural: la generación anterior prepara a la generación que viene para conectarse con el mundo; no es un proceso económico donde se prepare a alguien para ganarse la vida.

Hoy todos, desde un bando u otro, discuten acerca de cómo debe ser el financiamiento, la subvención, si es moralmente aceptable lucrar o no con la educación, si deben ser las municipalidades o el estado quien debe velar por el aprendizaje. Nadie se ha planteado las grandes preguntas que otros han resuelto con mayor o menor éxito en épocas más remotas. Los grandes problemas no se han planteado: ¿Qué queremos de la educación? ¿Para qué educamos? ¿Qué tipo de sociedad queremos? ¿Qué tipo de persona queremos formar?


"El Anarquismo es una corriente intelectual bien definida en la vida de nuestro tiempo, cuyos partidarios propugnan la abolición de los monopolios económicos y de todas las instituciones coercitivas, tanto políticas como sociales, dentro de la sociedad. En vez del presente orden económico capitalista, los anarquistas desean el establecimiento de una libre asociación de todas las fuerzas productivas, fundada en el trabajo cooperativo, cuyo único móvil sea la satisfacción de las necesidades de cada miembro de la sociedad, descartando en lo futuro todo interés especial de las minorías privilegiadas en la unidad social. En lugar de las actuales organizaciones del Estado, con su inerte mecanismo de instituciones políticas y burocráticas, los anarquistas aspiran a que se organice una federación de comunidades libres, que se unan unas a otras por intereses sociales y económicos comunes y que solventen todos sus asuntos por mutuo acuerdo y libre contrato."

09 junio, 2008

Mi mami, otra vez

Cuando mi mami se murió, no podía hacerme a la idea de enterrarla en otro lugar que no fuera el patio de nuestra casa. Ese día estaba lloviendo y no me podía sacar de la cabeza que se iba a mojar y que iba a pasar frio. Después de enterrarla nos dimos cuenta que no le habíamos puesto medias, ni camiseta. Me desesperaba haberla dejado sola en el cementerio, pero nunca me atreví a plantear mis miedos a mis hermanos. Me repetía una y otra vez: no seas estúpida, mi mami se murió, no se puede mojar, no puede pasar frio ni sentirse sola.

Creo que en el fondo esas eran mis propias sensaciones. Por varios meses íbamos a sentarnos con mis hermanos a su tumba todos los domingos, llevábamos flores, crisantemos que eran sus preferidas, limpiábamos la lápida y le narrábamos solo las cosas lindas que habían sucedido durante la semana, como si, unos metros mas abajo, ella sonriera al escucharnos hablar

Mi padre nos dejó huérfanas de un plumazo, el mismo día en que ella murió: “Dios no existe”, nos repitió por millonésima vez, “a tú mamá se la van a comer los gusanos y va a convertirse en polvo. Nunca más la volveremos a ver”. Y no quiso ir más al cementerio.

Nos decía: “su mamá no esta ahí, ahí solo están los gusanos que se la comieron”. Y susurraba como si ella pudiera escucharlo “Vieja egoísta no más, ¿por qué tenía que morirse primero y dejarme solo? ¿no podía esperar a que yo me muriera primero?”

Con el tiempo dejamos de ir al cementerio y la sensación de orfandad se hizo más profunda. No se si por llevarle la contraria a mi padre o por simple convicción, mi madre nos había criado de la peor manera que según él se podía criar a un ser humano, manera que por cierto, siempre trató de evitar: canutas y beatas hasta la medula. Crecimos escuchando a mi padre despotricar que dios no existía y que la religión era el opio de los pueblos, que las iglesias debían convertirse en escuelas, al mismo tiempo que rezábamos todo el mes de María e íbamos en procesión pidiendo el perdón de los pecados.

¿Qué mezcla puede resultar entre el ángel Gabriel y Pancho Villa? No lo se, solo se que todos nosotros somos una simbiosis de esas antítesis que fueron mis padres, que pese a todo, estuvieron juntos amándose a su manera hasta el final. Creo que la mayor demostración de amor de mi padre hacia mi madre, días antes que ella muriera, pesando 30 kilos con un cáncer que se la comió por dentro, fue cuando le dijo: “¡Mamita, creo en Dios!, pero nunca le voy a perdonar que se la lleve”. Siempre tan cagón mi viejo. Pero en el fondo era mentira, en el único dios que mi papi ha creído es en Robespierre.

El asunto es que al menos yo, siempre he tenido la esperanza que algún día mi madre volverá de alguna forma a ser cotidiana. Y ahora veo a mi sobrina de 4 días y no puedo dejar de mirarla. El otro día teniéndola yo en brazos le decíamos con el clan Q “Mami ¿es Ud.? Denos una señal”. No se si tirarse un chancho y cagar in situ se podrá tomar como una señal, mi mami era bastante convencional para esas cosas. Pero la E. no llora, sólo sonríe como si nos reconociera a todos y a cada uno, achina sus ojitos y parece que nos dijera: Estoy aquí, ya volví.

Y no me importa que opine mi ateo y marxista padre, en el fondo igual es un pedacito de mi mami que continua con el interminable ciclo de la vida

08 junio, 2008

Desde Caquena a Providencia

El otro día veía en la tele un reportaje de un pueblito ¿Caquena?, que queda en el altiplano chileno y en el cual viven 4 personas: el encargado de la Iglesia, un carabinero y su esposa, y la maestra multigrado, que se las apaña para enseñar a cuatro alumnos de diferentes niveles.

Uno de los alumnos era el hijo del policía, los otros tres debían recorrer un trecho de 14 km en bicicleta todos los días para llegar a la escuela de Caquena.

Me acordé inmediatamente cuando en 2do medio, durante nuestra gira de estudio, caminamos desde el centro hasta punta de lobos por la playa, en ese tiempo en que Pichilemu era solo mar, arena y campo. Éramos todos adolescentes. Y Ahí estábamos, los mismos de siempre, el Cristian, yo y el Bouling. Fuimos los últimos en llegar. Diez kilómetros de caminata me dejaron con los pies llenos de ampoas, casi sin aliento y pensando en cómo cresta nos devolveríamos porque según yo, había quedado invalida de por vida. Los tres flojos nos negamos a caminar cuando los demás emprendieron el regreso y volvimos casi de noche, solo cuando una carreta ofreció traernos mientras hacíamos dedo a la sombra de un sauce.

Desde mi limítrofe interpretación del mundo, siempre pensé que esa era una distancia catastrófica y resulta que ahora estaba viendo a un niñito que era todo ojos, sonreír mientras con toda la inocencia del mundo, contaba que hacia el trayecto de 14 kilómetros diarios por el desierto, hacia “el pueblo” para asistir a clases ya que sus padres vivían en el altiplano.

Les preguntaron que querían ser cuando grandes y dos de ellos respondieron “Profesores” y ¿por qué?: para enseñarle a otros niños lo que ellos estaban aprendiendo. Guau. Por un momento pensé: Susanita tiene razón, a los pobres habría que esconderlos porque cuando salen con este tipo de cosas el alma se le retuerce a uno, y como dice la Mafalda, no sabemos adonde encajar el parche curita.

Creo que esos niños aprenden más significativamente que todas las niñas juntas de mi emblemático liceo, que ya ha sido tomado y desalojado tres veces. Estaban pintando con unos lápices de colores gastados, de esos que ya casi se acaban de tanto sacarles punta. El Ministerio les había enviado flamantes computadores que no podían usar y se apilaban en un rincón. En Caquena no hay luz eléctrica y el pueblo se ilumina solo de noche, por dos horas gracias a un generador que les entregó el Municipio, hora en que la jornada escolar ya ha finalizado.

Mis alumnas hablan de la justicia social y de la igualdad de oportunidades. Se toman el Liceo una y otra vez, tienen al borde de la histeria al alcalde, al punto del colapso a la directora, pasan frio, se mojan, arrancan de los pacos, las detienen, el pánico es más frecuente que lo normal, los papás las suben y las bajan, otros les dan palmaditas en la espalda. Sé que sus intenciones son buenas, que son mucho mejores que lo que nosotros éramos a su edad, pero no puedo dejar de preguntarme ¿Sabrán realmente lo que significa para esos niñitos que salgan triunfantes de todo esto? ¿Hasta que punto no es por monería, porque ser rebelde es bacán, porque en la marcha esta el niño que les gusta, porque corren las pruebas y no tienen clases? ¿Hasta que punto no es simplemente por la adrenalina de la edad?

Todas me responderían al unísono que me equivoco. Incluso yo misma pienso ¡Mujer de poca fe! Pero no puedo evitarlo. No puedo evitar una mueca de disgusto cuando escucho que algunas se refieren a la lucha social, a la revolución, a la represión, a la clase política, los sectores reaccionarios y toda esa jerga con olor a Stalin que nunca me gustó del todo, pero que también en alguna época repetí como mono titi. Aquellas rebuscadas palabras que estuvieron tan en boga en otra época, no suenan bien en sus bocas de niñitas del Panorámico o el Portal Lyon. Me pregunto cuantas estarían dispuestas a sentar al lado suyo a niños como el Tila o el indio Juan, aunque estoy segura que más de alguien (cómo mi amiga Teresa Wilms Montt) diría por ahí: eso tiene más que ver con el sentido común que con la revolución de nada, nadie en su sano juicio se sentaría al lado del Tila o del indio Juan, por muy muertos que estén.

Y si, estoy siendo mal pensada, tremendamente sectaria y retrograda, pero sigo creyendo que la revolución se hace primero en la sala de clases, dentro de mi cerebro, cuando cosas como ceder el asiento, no bajar a la altura de un alterado profesor, ni responder con la misma moneda, ser amable con el mundo aunque el mundo sea como la inspectora del tercer piso, sapa, gritona y acusete, se vuelvan cosas instintivas, cuando pasen los años, y no cambie lo básico de mis convicciones ni las moldee a mis nuevas circunstancias.

Por eso me siento orgullosa de las niñas del ccaa. ¿Solo yo noto la abismante diferencia que se extiende entre ellas y el resto? Hoy las miraba exponer sus puntos de vista frente a los profesores y la directiva del liceo y se veían como gigantes legionarias frente a ratones asustados y zalameros, viejos y feos. No necesitaban utilizar ninguna jerga guerrillera para elevar la conversación a un nivel en que los representantes del primer estado parecían hombres de cromañon peleando con gruñidos por un hueso roído. Me hubiera gustado tener la mitad de la seguridad, la coherencia, la asertividad, la inteligencia, la templanza, el desplante, la fe y la bondad de ellas a la misma edad. Las otras 1200 niñas no me importan, ellas ya son capaces de cambiar el mundo y de crear para esos niños de Caquena posibilidades ciertas, aunque solo sea dentro de mis perspectivas.