22 septiembre, 2007

Los Conocidos y los No tanto

Hace unos meses me pidieron que analizara un guión de una película sobre un hombre que creía extraordinario. No se si el personaje que recreó el guionista habrá sido así (hay quienes postulan que ni siquiera existió), pero no solo se reafirmó la imagen que mi memoria histórica había formado de él, sino que se desparramó e inundó un montón de cosas sobre mi concepción del tránsito por esta vida.

Así de profundo. Entre talla y talla, la C tiene razón y la historia no puede ser unívoca. La identidad se construye apelando a miles de colectivos divergentes. Siempre digo que en la formación de mis valores académicos, han sido esenciales dos personas: Don HHC y el Tío Nun. Teoría y práctica respectivamente. Ambos totalmente opuestos a mis ideas políticamente hablando, pero sendos ejemplos de maestría, tolerancia, disciplina, sabiduría y entrega con la Historia y la Educación.


El asunto es que, mediante la publicación de ese análisis, comencé a reencontrar (de blog en blog) a antiguos compañeros de Universidad, diferentes generaciones. Nunca tan cercanos para llamarlos amigos, salvo el Ch, claro (como le debe pasar a todo el mundo), pero muy cercanos en un montón de creencias que yo pretendía casi extinguidas.


Lo que trato de explicar es que desde hace muchos años me siento en un naufragio gremial, siento que por más que remo en el camino que creo es el correcto, me doy cuenta que todo, pero LITERALMENTE todo el mundo, rema en un sentido distinto. Ya me había resignado a la mediocridad de los mal llamados maestros hasta que me reencontré con la P y me dijo que a ella la llamaban “La niña símbolo” en el colegio donde trabajaba (sus otros colegas) porque “Todo lo trataba de hacer bien”.


Aparte de reírme como enajenada semanas enteras cada vez que me acordaba, me sentí súper identificada. Ese “aislamiento gremial”, ese cerco unitario y militar que te hacen los otros profes cuando quieres hacer las cosas bien, como te las enseñaron, como las aprendiste, como un mínimo homenaje póstumo a tus muertos, llega un momento en que te quiebra.


Me quebró en R, me ha costado sangre, sudor y lágrimas en P, pero ahora sé que no soy la única. Como dice el Ch “que cree mucho en lo que esta haciendo con sus alumnos”, creo que el final de todo esto tiene solo un sentido: hacer de los cabros seres inmensamente felices y bondadosos.


Con esto del T, había caído en un puto sentimiento de derrota general, pero releer los post de estos ex compañeros, me a llevado a la certeza que hay mucha gente que piensa como yo en un montón de cosas: desde recoger un papel tirado en la calle y botarlo en la basura, hasta ceder el asiento en el metro, entregar el vuelto de más en el supermercado, no sacar la vuelta en el trabajo, no abusar del poder... Pero sobretodo, en que hay más personas que se asombran y emocionan con las mismas cosas cotidianas que para otros han pasado a ser parte de la vida.

La sorpresa no es que haya personas así, de hecho los amigos y la familia siempre son los primeros que medimos con la vara más alta; el asombro esta en que son otros profes, igual que yo, gente que trabaja con niños y jóvenes todos los días y eso... Me alegra.
Una vez el D me dijo que los grandes cambios se hacían a paso de hormiga. Después de tanto dar palos de ciego creo que tenía razón
Aldonza Lorenzo

6 Comments:

Teresa Wilms Montt said...

Nótese que C. soy yo. Por qué habrá puesto C. si es TWM, ah????

Aspacia de Mileto said...

Ridicula

Teresa Wilms Montt said...

Y quién eres tú? yo le estaba preguntando a Aldonza, la gordita de la taberna. Sí, la que hoy por hoy se reencarnaría en una flaite reggetonera

Aspacia de Mileto said...

Jajajaja Tarada. Fue un lapsus ser la gordita de la taberna, ahora soy la gordita de Pericles. Que a todo esto era bien MINO ¿O tu crees que Aspacia se iba a prestar de pantalla??? jajajja

Penelope Glamour said...

Aspacia no cachaba.Pericles se escapaba a Faustus o algúna otro palacio donde se realizaban las libaciones correspondientes entre puros niñitos.

Si el tipo se las traía...

Teresa Wilms Montt said...

Pasando a un tema más serio, no estoy completamente de acuerdo con lo que señalas acerca de que HHC y el tío Nun representan teoría y práctica.
Me gustaría, si no te incomoda, que desarrollaras un poco más este aspecto. Me parece super interesante que asocies teoría a HHC en razón de su entrega de conocimiento exclusivamente. Para mí - como lo puse en el blog de villano - trasciende eso y creo que si bien no lo viste lidiando con niños o con funciones escolares administrativas, en el aspecto formativo fue extremadamente generoso y entregó principios que yo aplico en la práctica en todo orden de cosas y mucho en el trabajo y en la relación con otros a lo que debo guiar.

Muac, bye