06 enero, 2008

Alessandri

Arturo Alessandri tiene mi anécdota favorita de la historia de Chile.

Su primer periodo presidencial estaba terminando, y descansaba sentado en su oficina, probablemente con la satisfacción del deber cumplido. Yo siempre digo que Alessandri cuando llega, arregla todo. Si estuviera vivo hoy, sería elegido y mágicamente el Transantiago se arreglaría.

Para ese tiempo acababa de terminar con el problema del parlamentarismo, y era un ídolo para el pueblo. Me lo imagino en el sillón presidencial empachado de orgullo, con una sonrisa pícara y jugando con los dedos.

Se percató que el simbolo de mando de la nación, la piocha de O'Higgins tenía un compartimento en el centro con una cerradura. Tomó entonces un papel, escribió algo en él junto con la fecha y firma, y lo escondió en el compartimento.
¿Visionario, o demasiado confiado en sí mismo?.

Los años pasaron, y Chile era puro caos. Aquí reitero: Alessandri todo lo soluciona. Fue elegido y acabó la anarquía. Triunfante entró al Congreso para comenzar su segundo periodo, y recibió la banda junto con la piocha. Entonces la tomó y la abrió. Sacó el papel, lo mostró ante la impresionada multitud, y leyó.

"Volveré. Arturo Alessandri Palma, 1925"

Debe haber pocos hombres tan obstinados. Cuando yo sea profe de historia (en 5 años más, si Dios kere) me niego rotundamente a enseñar fechas y nombres vacíos. Alessandri no debería ser nunca un nombre acompañado de obras: es un personaje único, de esos viejos que llenan el anecdotario de la historia de Chile. Si se ocupara mejor su calidad de personaje, así como la de otros de nuestra historia, estoy segura de que muchas clases serían tanto menos aburridas.

2 Comments:

Teresa Wilms Montt said...

Toda la razóny qué buenísimo conocer esa anécdota. No había escuchado nada al respecto y me da claridad de por qué, por ejemplo, mi abuela tenía una espcie de devoción por este personaje, a pesar de que ella debe haber tenido como 8 año para su primer período.

Suerte, Josephine!

Aspacia de Mileto said...

Totalmente de acuerdo. Antes que cualquier cosa, me declaro Leonista, más que Alessandrista, porque las segundas y que decir las terceras partes, nunca han sido buenas.¡Viva el León!.No conocía esa anecdota y estoy segura que mis profes de la Univ tampoco. Bien Josephine!