02 mayo, 2008

¿Contradicción biológica, incluso?

Es increíble la furia que uno tiene cuando es adolescente. En todas las épocas y en todos los lugares. No se si será el desorden hormonal propio de la edad (en parte creo que sí) o una cuestión de talibanismo en los principios que se da solo en la época de las espinillas, el chicle y el creer que uno tiene el monopolio de lo que es correcto.

Por eso no creo mucho en lo revolucionario de los jóvenes. Sí, estoy diciendo algo de proporciones inconmensurables que necesitará de unos argumentos muy buenos para no dejarme como la mamá de Jaime Guzmán.
Lo que pasa es que siento que es muy fácil ser rebelde a esa edad. Uno no tiene límites, y si los tiene, son impuestos desde fuera, por la sociedad como le decimos en esa época a las reglas de los padres, la escuela, los papas de los amigos y todo aquello que nos prohíba lo que queremos hacer. Se cree realmente que se pueden cambiar las cosas y que el mundo solo estaba esperándonos a nosotros para que le diéramos el vamos a la gran revolución planetaria. Recuerdo que una vez, en mis primeros años de Historia (efecto retardado) cuando escribir era más frecuente que fumar, hice una predicción acerca de mi futuro.

¿Qué me deparará el destino? Difícil augurarlo, solo tengo la certeza que Carlos V será una alpargata al lado de mí acontecer histórico, que Lenin quedará corto en transcendencia, ¡que Isabel ni que reina Victoria¡ Habrá un antes y un después de mi.

Y aquí estoy. Tomando el metro como cualquier otro ser humano (bueno ya, el taxi), mirando a los cabros cómo rompen el kiosco del caballero de la plaza Italia. Sorprendiéndome con la poca cultura general de mis alumnos y, sin embargo, viendo SQP los días feriados, el 133 en el Mega visión y pensando en cómo debe haberse reído de mi Carlos V en su tumba.
Creo que por ahí va la cosa, ingenuidad. Por eso, me gustaría mucho ver en que se convierten estos jóvenes en el futuro. Una persona que se mantiene joven no encaja en el mundo estructurado de los adultos, dimensiona las cosas desde otro punto de vista, por lo tanto los medios cambian pero el objetivo sigue siendo el mismo; y sea éste cual sea, ser feliz sin importarme el resto o pretender que el mundo sea más feliz. Ambos extremos inclusive sin excluir los matices varios. Mantener los mismos principios es ir por la vida con la espada de la intransigencia aplicándola a todo aquello que nos olía y nos huele a censura, corrupción, injusticia, abuso de poder, etc. La cuestión es que ahora estamos un poco más diestros en el arte de la esgrima.
¿Cuántos de nosotros nos hemos convertido en esos viejos retrógrados que tanto cuestionamos en nuestra época de juventud? ¿En qué magnitud muchos hemos aceptado cosas que antes repudiábamos, contradiciéndonos sin asco?.

El único de mi familia que no reniega de su pasado revolucionario es mi padre. Él sigue pensando que lo que una vez se trató de hacer con Allende todavía puede lograrse, y anda empujando a mis sobrinos a la calle en días de protesta estudiantil, los cuales lo miran desde sus notebook de última generación y le dicen “Ya Tata, más ratito”. Se emociona cuando habla Chávez (¡¡Chávez!!) y llora cuando ve a Evo Morales y dice: "Ese sí que es un verdadero Inca", otorgándole a la palabra connotaciones mesiánicas que nunca me imaginé pudiera tener.

No sé que será mejor. Lo único que se me viene a la mente es aquella deslucida y poco rebelde frase acerca de que todos los extremos son malos.

PD: Incluyo a los pokemones y cosas varias, entendiendo que ellos tienen su propia concepción de lo que es ser rebelde y para qué. Aunque no lo entiendan muy bien

6 Comments:

Anónimo said...

si lo lei, tambien lo encontre muy agresivo, lo q no puedo entender es porque dejo un comentario un tal "ignacio noseq", no q somos un liceo de niñas??? jajajja

aproposito de este post me siento vieja (q raro suena q una niña diga q mentalmente se sienta vieja?)
y me dio mucha risa ese parentesis q dice "Chávez",

Aspacia de Mileto said...

Cómo va la lectura???. De todas formas prioriza el Quijote

El cronista de la O' said...

yo me lo paso con coca cola. Como haciendome el hueon. Total, lo qua e mas cacho es que la vida sigueigua, como lo dijo hace mucho tiempo atras el guru Julio Iglesias (no suelo escribir sin acentos, pero mi cumpu anda con la tranca)

Anónimo said...

estoy a full con el quijote, aunque leo y leo y no avanzo nada.

Anónimo said...

http://www.youtube.com/watch?v=4BsRaSOl72g&NR=1

Teresa Wilms Montt said...

Qué apropiado tema para mayo del 2008, a 40 años del famoso mayo revolucionario en París. La mayor vulta de chaqueta de la historia de los líderes revolucionarios.
Es delicioso ver la sutileza entre arrepentirse de un pasado rupturista, como es el caso de Dany el Rojo (googléenlo, me da lata contextualizar), tragándose cada una de las palabras vertidas y la diferencia a darse cuenta de la necesidad de poseer las herramientas necesarias para hacer los cambios que uno aún desea realizar. Cuando terminen de quemar el último kiosko, si aún los pendex están motivados por el cambio verán que se necesita más que un pañuelo en la cara y una molotov casera para cambiar el mundo.
Me gusta pensar que las grandes revoluciones se hacen, realmente a pequeña escala. A escala humana. Y que los mesiánicos ensalzados por la "Historia de los Grandes hombres" son unas figuras fascinantes, pero que entretienen más a otras generaciones que a la mía y las sucesivas.

Aún hay patria, Chechita. Lo reaccionario no se te va a quitar nunca, pero tu lado revolucionario lo aplicas donde corresponde y por eso habrá muuucha gente que te lo agradecerá. Y me incluyo.