12 febrero, 2009
Una Segunda Oportunidad sobre la Tierra
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18 noviembre, 2008
Hay cosas que nunca voy a entender
Hay cosas que nunca voy a entender, por ejemplo ¿Cuál es la definición correcta para el tan vilipendiado concepto "falta de respeto"? ¿En qué momento los profesores nos arrojamos el derecho de definición unilateral y consuetudinario? Obvio, no vaya a ser cosa que necesitemos alterar la definición a último minuto, como tantas otras cosas que alteramos sin asco.
El otro día un profesor joven (para más remate) emitía, cual dios del Olimpo, tajante su nuevo descubrimiento: "A esta niñita la anoté por estar durmiendo en clases y eso es, como todos sabemos, una falta de respeto".
Perdón, pero ¿en qué parte me perdí? Un bostezo es un reflejo y como tal, imposible de controlar ¿o es que el día de mañana vamos a considerar una falta de respeto cagar, mear o llorar? La niña en cuestión es una alumna de excelente promedio, que por este tipo de anotaciones se quedará sin graduación por orden de la santa inquisición del Liceo. ¿No se le ocurrió plantearse al profesor que tal vez, y digo solo tal vez, su clase era enferma de fome, o que quizás, y digo quizás, la niña tiene problemas más urgentes que existir solo para faltarle el respeto a él, que le impiden tener un sueño normal?
Suma y sigue. El otro día una profesora decía que las niñas del liceo eran flaites porque se ponían en el poleron que hacen para finalizar su enseñanza media, su sobrenombre y no su nombre y apellido, como seguramente lo hacían las niñas del barrio alto… Por supuesto, la decencia va en el apellido, los romanos tenían razón, la ignominia es lo peor, no importa la droga dura que por ser cara, solo afecta a estos sectores de clase alta, ni toda cosa que se pueda ocultar entre las 4 paredes de algun colegio de elite, porque al parecer, solo los pobres son noticia cuando se trata de hacer portada de una desgracia... Una de las profesoras jóvenes remató la frase diciendo que debían dejarlas a todas sin graduación. Dios mío, ¿en qué momento el sadismo se convirtió en un atributo casi monopólico del sector docente? ¿En qué universidad aprendieron a discriminar de forma tan eficiente? ¿En el ramo de humillación? ¿De abuso de poder? ¿O de manipulación asistida?.
Ya no quiero ser más docente, quiero dejar de tratar de hablar con las paredes, no quiero seguir sintiendo esta verguenza que me produce pertenecer a uno de los gremios más indecentes de la historia. Y claro, la exepcion hace la regla, aunque aveces buscarla, sea como buscar una aguja en un pajar.
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06 noviembre, 2008
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14 octubre, 2008
SIMCE
1. ¿Por qué se usa el mismo instrumento para evaluar a todos los alumnos y alumnas del país, sin considerar que algunas escuelas tienen alumnos con problemas de aprendizaje y a los cuales se les aplica una evaluación diferenciada?
R: Por un principio de equidad. Todos los alumnos deben lograr los objetivos del currículo nacional. La prueba SIMCE es una evaluación estandarizada, es decir, igual para todos los estudiantes, a nivel nacional. Mientras que la evaluación diferenciada es una modalidad especial de evaluación para ciertos niños, a nivel de aula. El país necesita saber el nivel alcanzado por todos sus alumnos sin hacer diferencias en cuanto a sus logros de aprendizaje, ni a su grupo socioeconómico. ¿Se imaginan pruebas para niños de distinto grupo socioeconómico? O bien, ¿pruebas para niños con altos niveles de logros y otras para niños de bajo rendimiento? Esto va contra la equidad, porque significaría discriminar, esperar menos de algunos niños. Lo que se quiere es calidad e igualdad para todos, es por esto que se usa un mismo instrumento.
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07 octubre, 2008
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Debería estar estudiando. Pero hay tantos que "debería" que no he cumplido…
Si no hubiese estado leyendo “Seis Episodios de la Educación Chilena 1920-1965”, de Zemelman y Jara, pensaría que se trata del último discurso de ministerial. De hecho, es un discurso ministerial, pero de 1913; Darío Salas, ministro de Educación, en “Nuestra Educación y sus falencias”
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02 septiembre, 2008
Discurso del Senador Barack Obama
Gracias, Iowa.
Se dijo que este día nunca llegaría.
Se dijo que estábamos demasiado alto
Se dijo que este país estaba demasiado dividido; demasiado desilusionado para unirse algún día y luchar por un propósito común.
Pero en esta noche de enero, -en este momento decisivo de la historia- ustedes han hecho lo que los cínicos dijeron que no podríamos hacer. Ustedes lograron lo que el estado de New Hampshire puede hacer en cinco días. Ustedes lograron lo que los Estados Unidos pueden hacer en este nuevo ano 2008. En las colas que daban la vuelta a las escuelas y a las iglesias, en pequeños pueblos y en grandes ciudades, se congregaron ustedes como demócratas, republicanos e independientes para ponerse de pie y afirmar que somos una nación; somos un pueblo; y nuestro tiempo para el cambio ha llegado.
Ustedes dijeron que ha llegado el tiempo de moverse más allá de la amargura, la mezquindad y la ira que han consumido a Washington; de acabar con la estrategia política que se centraba en la división en lugar de hacerlo en la suma – para construir una coalición para el cambio que se extienda a estados rojos y estados azules. Porque así es como ganaremos en noviembre, y así es como vamos a cumplir por fin los retos a los que nos enfrentamos como nación.
Estamos eligiendo la esperanza en lugar del miedo. Estamos eligiendo la unidad en lugar de la división, y enviando un poderoso mensaje que el cambio esta llegando a América.
Han dicho ustedes que ha llegado el momento de advertir a los grupos de presión que creen que su dinero y su influencia hablan mas fuerte que nuestras voces- que ellos no son los dueños del gobierno, nosotros somos sus dueños y estamos aquí para recuperarlo.
Ha llegado la hora de un Presidente que será honrado frente a las opciones y los retos que enfrentamos; que los escuchará y aprenderá de ustedes, incluso cuando no estemos de acuerdo; que no querrá decirles justamente lo que ustedes quieren oír, sino lo que ustedes necesitan saber. Y en New Hampshire, si ustedes me dan la misma oportunidad que Iowa me dio esta noche, yo seré ese presidente para los Estados Unidos.
Gracias.
Seré el Presidente que logre por fin una atención de la salud asequible y disponible para todos los estadounidenses de la misma forma en que amplié la atención de la salud en Illinois-reuniendo a demócratas y republicanos para ponernos manos a la obra.
Seré un Presidente que acabe con las desgravaciones fiscales para unas empresas que se llevan nuestros puestos de trabajo al extranjero y rebaje los impuestos a la clase media para poner ese dinero en los bolsillos de los trabajadores norteamericanos que lo merecen.
Seré un Presidente que aproveche el ingenio de los agricultores y los científicos y los empresarios para liberar esta nación de la tiranía del petróleo de una vez por todas.
Y seré un Presidente que termine con esta guerra en el Irak y finalmente traiga a nuestros soldados a casa, que restablezca nuestra posición moral; que entienda que el 11/9 no es
un medio de infundir temor para lograr votos, sino un desafío que debe unir a los Estados Unidos y al mundo contra las comunes amenazas del siglo XXI; comunes amenazas del terrorismo y las armas nucleares; el cambio climático y la pobreza; el genocidio y las enfermedades.
Esta noche estamos un paso más cerca de esa visión de los Estados Unidos gracias a lo que han hecho ustedes aquí, en Iowa. Por eso quisiera agradecer especialmente a los organizadores y los jefes de circunscripción, a los voluntarios y colaboradores que hicieron posible todo esto.
Y ya que me he puesto a “dar las gracias” creo que tiene sentido para mí dárselas al amor de mi vida, la roca de la familia Obama, la más cercana a lo largo de la campaña; gracias a Michelle Obama.
Yo se que no hicieron esto ustedes por mí. Ustedes hicieron esto porque ustedes creen tan profundamente en la idea más americana de todas- de que ante perspectivas imposibles, las personas que aman este país pueden cambiarlo.
Yo lo se- lo se porque, aunque esta noche pueda estar aquí yo nunca olvido que mi recorrido comenzó en las calles de Chicago haciendo lo que tantos de ustedes han hecho para esta campaña y todas las campañas aquí en Iowa- organizando, y trabajando, y luchando para que la vida de la gente sea un poquito mejor.
Se lo difícil que es. Supone falta de sueño, poca remuneración y muchos sacrificios.
Hay días decepcionantes, pero a veces, solo a veces, hay noches como ésta…
Una noche- una noche que dentro de unos años, cuando hayamos hecho los cambios en los que creemos; cuando más familias puedan permitirse ir al médico; cuando nuestros hijos- cuando Malia y Sasha y los hijos de ustedes-hereden un planeta que sea un poco mas limpio y seguro; cuando el mundo vea a Estados Unidos de otra manera, y los Estados Unidos se vean a sí mismos como una nación menos dividida y más unida; entonces ustedes podrán volver atrás la vista con orgullo y decir que éste fue el momento en que todo comenzó.
Este fue el momento en que lo improbable venció a lo que Washington decía que era inevitable.
Este fue el momento en que echamos abajo unas barreras que nos han dividido demasiado tiempo- cuando congregamos a las personas de todos los partidos y de todas las edades
en torno a una causa común; cuando por fin dimos a estadounidenses que nunca participaron en la política una razón para ponerse de pie y hacerlo.
Este fue el momento en que finalmente derrotamos a la política del miedo, de la duda y del cinismo; la política en que nos derribamos unos a otros en lugar de levantar este país.
Este fue el momento.
Dentro de unos anos, ustedes podrán volver la vista atrás y decir que este fue el momento- este fue el lugar- en que América recordó lo que significa tener esperanza.
Durante muchos meses se han reído de nosotros, nos han ridiculizado incluso por hablar de esperanza.
Pero siempre supimos que esperanza no es optimismo ciego. No es ignorar la enormidad de la tarea que tenemos por delante ni de los escollos que se interponen en nuestro camino. No es quedarse al margen o zafarse de las peleas. La esperanza es aquello que desde nuestro interior insiste, pese a todos los indicios en contra, que nos espera algo mejor si tenemos el coraje de intentar alcanzarlo, y de trabajar por ello, y de luchar por ello.
La esperanza es lo que vi en los ojos de esa chica de Cesar Rapids que trabaja de noche después de todo un día en la universidad y ni así logra pagar los cuidados médicos de su hermana enferma, una chica que sigue creyendo que este país le brindará la oportunidad de hacer realidad sus sueños.
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12 agosto, 2008
REFLEXIONES SOBRE EL FIN DE CURSO
Todo análisis debe tratar de ser lo mas objetivo posible, sobretodo cuando pocas personas interfieren en el proceso que se analiza. Es muy fácil caer en los personalismos, en la adulación o la obsecuencia: esto lo aprendí en la universidad, aunque no era necesario pasar por ahí para deducir esto. Es un asunto de Perogrullo.
Lo que quiero decir es que es muy difícil analizar un curso, lo que se ha aprendido o no se ha aprendido, es muy difícil de separar de las opiniones que han dejado en nosotros aquellos quienes han sido los artífices de nuestro avance o involución: los profesores.
Y vaya que tenemos para dictar cátedra nosotros como inexpertos alumnos de primer año. Todos entramos con una imagen a esta universidad y hemos salido de este primer transe con otra bastante diferente, sobretodo los que tuvimos nuestra formación de pregrado en otras y otras muy diferentes instituciones superiores. Creo que la peor desilusión se la han llevado nuestros compañeros de intercambio.
Hemos aprendido empíricamente lo que plantea Giddens acerca de las instituciones que mantienen una fachada para cambiar por dentro, sin adaptarse a los cambios que se producen fuera. No hemos necesitado retrotraernos a nuestros lugares de trabajo para hacer ese desenmascaramiento del que tanto se nos habló, nos bastó con ir a clases: estas fueron el mejor laboratorio y nosotros nos asumimos como unos Mateos conejillos de indias. Asumamos que las culpas siempre se comparten.
Los seres humanos, sobretodo los profesores, somos muy buenos para evaluar al resto con una medida que jamás aplicaríamos con nosotros mismos; nacimos sin capacidad de autocritica. Sobretodo los profesores de historia. Nos gusta rodearnos de una gran parafernalia cuando se trata de dictar cátedra, tenemos una voz potente en la mayoría de los casos (aunque en el mio es mas bien chillona), una seguridad que no resiste análisis y un desplante escenográfico que bien se lo envidiaría cualquier actor consagrado o al menos asi lo creemos y quien trate de demostrarnos lo contrario lo hará en vano. Y eso es lo que esperamos de una clase, más show que contenido, aunque en esta oportunidad Moulan Rouche brillo por su ausencia.
Por eso debo reconocer que más allá de cualquier contenido socio antropológico, epistemológico o informático, lo que aprendí durante este semestre es cómo la cosa cándida, sin grandes aspavientos, que no levanta pasiones ni grandes debates, puede desarmarnos con su exceso de eficacia. Aprendí cómo debe desarrollarse un curso con excelencia, con meticulosidad, con la experticia que no dan los años de experiencia, ni los conocimientos académicos. Lo que hace la diferencia entre aquellos que se creen maestros y los que no buscan serlo pero que seguramente terminaran en eso; porque en el fondo en esto justamente consiste enseñar: en compartir conocimiento y no en arrojarlo desde pedestales que por mucha base que tengan, siempre terminan por aislar al maestro del alumno.
En resumen, más allá de la cosa tecnológica que puedo aprender en cualquier parte, aprendí (¿o más bien corrobore?) que el aprendizaje se comparte y se construye en conjunto, y que esa es la única forma de hacerlo significativamente.
¿Criticas?. Me es difícil proponerlas en un ámbito en el cual soy bastante neófita; el de la informática. Tal vez hasta el día de hoy no les de más importancia que la de un báculo en un viejo y sabio maestro de los fines del Medioevo, o sea: la herramienta fundamental con la cual podemos transformar el mundo; aun así, el viejo y desguañangado maestro sigue siendo lo fundamental
(1) Sería el colmo de la desvergüenza decir que más vale calidad que cantidad, que los resultados son los importantes y no el proceso, etc. cuando la verdad es una sola: ¡debo dejar de faltar a clases!, aunque no creo que esto inhabilite ninguna de las apreciaciones aquí vertidas
(2) En varios puntos me atrevo a hablar en plural porque sé que mis compañeros piensan, sino lo mismo, muy parecido a mi con respecto al curso de Informática Educativa y a los otros cursados en este primer semestre
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07 agosto, 2008
TOP TEN
No se que le ve todo el mundo de top a trabajar en Providencia. Estoy aburrida de la siutiquería y arribismo de los profes que dicen "mira hasta donde hemos llegado", o "todos se mueren por trabajar acá", "que suerte la tuya".
No creo que sea un equivalente decir “Liceo emblemático=excelencia de profesores”. Al contrario: trabajar con cabros seleccionados, con los recursos más top, con bonos hasta porque te tiraste un peo, es re fácil, no le encuentro nada de halagador. Así hasta el más malo de los malos resulta que aparece y lo que es peor, se cree, un profesor decente. El ego viene añadido por concepto de ingreso, gratis y como regalo de liquidación.
Si ese es nuestro parámetro para medir lo top, perdónenme pero representamos un pobre reflejo de un país de idiotas. Para mí el merito esta en trabajar en lugares de riesgo social: ahí si que se miden los mejores.
Y no solo hacer el intento de trabajar, sino que por añaduría, obtener logros. Conseguir que un solo niño de escasos recursos logre encontrarle un sentido a su vida, al aprendizaje, que valore el conocimiento por si mismo y como solo como una herramienta de movilidad social, eso para mi sí que es ser top ten. De más esta decir qué pienso de los que permanecen toda una vida en ese sistema sin que el medio logre amodorrarlos, ni carcomerlos, ni mimetizarlos ni quitarle un centímetro de sus ganas, como al Tío Nun, hasta ahora para mi, maestro de maestros
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21 julio, 2008
Promesas son Promesas, sobre todo cuando hablamos de Educación
Estos días he estado cuidando a mi sobrina de un mes. Nunca me han gustado los cabros chicos, por decirlo de una manera educada, pero con ella es diferente. Ella es un vestigio de mi mami, un pedacito que perdura integro reproduciendo miradas, sonrisas, gestos y olores, de una manera genéticamente perfecta.
Miraba sus rasgos impecables y ella me sostenía la mirada, sonriendo con esas muecas imprecisas de los recién nacidos. Dos días me demoré en que aprendiera a decir “agu”. No se a que edad es normal que las guaguas digan “agu”, palabra que parece tan nimia y superficial, pero que sin embargo esta tan llena de significado.
Mientras la miraba pensaba en que mis otros sobrinos aprendieron a leer y a nadar a los 2 años y medio. A los 5 manejaban a la perfección las cuatro operaciones matemáticas que yo apenas logré dominar en Enseñanza Media y podían mantener una conversación básica en ingles, al menos para pedir todo lo que quisieran en los Daty Free.
Nuevamente el recuerdo de mi madre asoma burlón, ella los crió hasta esa edad. Para hacerlos dormir les leía novelas de Edgar Allan Po, Tolstoi o Gardiel Poncela. Siempre me pregunté por qué no había hecho lo mismo con nosotras, que a esa misma edad andábamos sorbiéndonos los mocos, atrapando libélulas, domesticando sapos, llenas de mugre, comiendo cuanto bicho nos parecía apetitoso, en un campo que para nuestros cortos centímetros era el mundo en toda su extensión.
El asunto es que mientras pensaba en todo eso, esta cosa de 4 kilos me miraba y me decía “agu”. Entonces pensé: “Pequeña cosa, sobre mi cadáver tu entraras a una escuela. Aunque tenga que mover cielo, mar y tierra, tengo que lograr que las cosas cambien antes de que el sistema te llame de manera irreversible. Ninguna vieja culia te dirá que te calles, que no te pares, que no pienses ni que no te pongas plumas en las orejas si tienes ganas, ninguna vieja culia atentará contra el desarrollo de toda esa inteligencia que sale por esos ojitos de almendra”
No se cómo cumpliré la promesa, pero su “agu” categórico fue la respuesta a este pacto secreto que hemos sellado entre las dos.
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17 julio, 2008
Se viene el estallido
Si repetidamente la actitud es escudarse tras un cargo, tras un ministerio, tras las canas, tras la fuerza, tras lo que ustedes entiendan por el ejercicio del poder sobre otros, los excesos reiterados pueden pasar la cuenta. Y asumir que los menores de edad no tienen derechos civiles, por lo tanto, ellos "juegan"

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Etiquetas: Actualidad, Educación, Reflexiones, Teresa Wilms Montt