25 junio, 2008

¿LOCE? ¿LGE? Buscando el problema a nivel teórico

Creo que no hay cosa que me guste más, aunque suene terriblemente fascista, que sentirme parte de una èlite que mira el mundo desde arriba, desde los costados o de donde sea, pero obviamente desde afuera. Parte de una elite que entiende que el problema de la educación no es el lucro ni la selección de alumnos. Un grupo afortunado que se ha asomado afuera de la caverna y ha visto el paisaje que la circunda por primera vez.

Si me preguntan de que espectro político soy, solo puedo responder: de este, de aquel que quiere y pelea porque todo el mundo pueda salir de la caverna y ver lo que yo veo a traves del conocimiento.

Lo siguiente es parte de aquello. T, espero tu opinión. Para que te pregunto si ubicas a Bergerd y Luckman: y vuelvo a decirte lo de la otra vez: ¿¿¿Cómo nunca antes me dejaste a mi tambièn mirar por la grieta hacia el exterior???? Caga¡¡¡, jejejeje. Te quiero ita, eres la mejor amiga del mundo.

Punto clave de esta discusión se centra en la actual crisis de la educación, que nosotros planteamos, basándonos en B y L, como un desfase entre la Institución y el individuo. ¿Es el individuo quien crea la institución o viceversa? ¿Por un lado el individuo adquiere la realidad que por otro lado está siendo producida por todos los individuos?.

Las pautas de conductas se han adquirido porque son el resultado de las acciones cotidianas de los hombres de una sociedad determinada, que externalizan sus acciones en una primera y segunda socialización. EL problema es que el comportamiento del ser humano cambia con el tiempo y esta sujeto a influencias externas, y esta externalización, que se ha habituado y transformado en institución, continua en el tiempo. En si misma, la Institución tiene su propia forma de control coercitivo, inexistente o tenue al principio pero que se vuelve más férreo mientras mas alejada se encuentre la institución de sus creadores originales cuyas acciones externalizaron a través de los distintos procesos de socialización: creemos que esta es la causa de la crisis actual de nuestro sistema educativo; el desfase entre individuo e institución es tal, que ya los medios coercitivos de control están siendo insuficientes para su legitimación por parte de los usuarios de la misma.

Para entender esta crisis o desfase, es importante comprender el proceso histórico en que se produjo su constitución. Durante gran parte del siglo XX, la idea de un Estado de Bienestar, primo en nuestro concepto de desarrollo-país, alcanzando por ende a las instituciones educativas. Era el estado quien debía velar por el desarrollo educativo.

De esta experiencia, se pasó radicalmente a la conformación de un Estado subsidiario que incluyó el proceso de municipalización de la educación pública desde 1980, la instauración de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) en 1990 y la actual reforma educacional con los gobiernos de transición democrática.

Si analizamos esta historia, nos daremos cuenta que el proceso en nuestro país ha sido inverso: no se ha llegado a la construcción de la institucionalidad educativa por medio de un proceso de externalización de las conductas de los individuos en una determinada época, sino que se ha tratado de imponer ciertos tipos de acciones idealizadas, a través de Instituciones pensadas para ello.

¿Qué se piensa de la educación decimonónica?. En general que todo tiempo pasado fue mejor. La escasa elite que tenía acceso a la educación del siglo XIX había creado a través de la internalización de sus actos la escuela, principalmente explicada a través de lo que ha sido el Instituto Nacional.

Sin embargo, los proyectos desarrollados en el siglo XX no han nacido de un reflejo de la realidad vivida, sino que se han tratado de imponer como realidades ideales a alcanzar, tratando de producir una internalización forzada de las instituciones educativas. Es por eso que a través del tiempo los medios coercitivos se han vuelto más necesarios y aun así no están dando el resultado esperado, porque como dice ByL “solamente se requieren mecanismos de control adicionales cuando los procesos de institucionalización no llegan a cumplirse cabalmente”. Durante el periodo del régimen militar habían pocos canales a través de los cuales aflorara esta crisis, pero en el Chile de hoy, interconextado, transversal, en red, los jóvenes no son capaces de encajar ni aunque quisieran, en un tipo de escuela que no ha nacido de su propia habituación de experiencias, siéndoles muy difícil cumplir con los roles que las instituciones educativas esperan de ellos. Sin embargo “las instituciones están ahí, fuera de él, persistentes en su realidad, quiéralo o no: no puede hacerlas desaparecer a voluntad… La realidad objetiva de las instituciones no disminuye si el individuo no comprende el propósito o el modo de operar de aquéllas”, el problema estriba en que para el joven se esta tornando imposible la internalización de ellas.

Si analizamos los principios en que se funda la ley, no los encontramos tan alejados de las acciones que están externalizando los jóvenes en el Chile de hoy: en todos los sectores sociales la educación sigue siendo (o al menos pareciendo) un medio de movilidad social y cultural (Universalidad y Calidad de la Educación); existe un acuerdo tácito colectivo en que la educación es un derecho para todos (Equidad del sistema de enseñanza.); en que su creación y conducción debe darse a través de la participación de todos los sectores involucrados y la aceptación de la responsabilidad también de todos ellos (Participación y Responsabilidad), posibilitando las adecuaciones curriculares necesarias según la realidad de cada Unidad (Flexibilidad).

Detectado el problema en la incoherencia que se produce entre la habituación del joven y el marco teórico, que sí se encuentran en correlación y la institución educativa, cabría hacerse la peligrosa pregunta: ¿Cómo solucionar este desfase?

Consideramos una cuestión a lo menos intrincada plantearse este desafío porque la estructura más rígida al pensar en el cambio o la parte de la socialización menos cambiante en el tiempo es la institucionalización de la acción exteriorizada.

Como dice Morín, la escuela ve el conocimiento como un mero resultado cultural del pensamiento, dividida en compartimentos estancos, sin embargo, debe hacerse cargo de un conocimiento pertinente, que considere: el Contexto, lo Global, lo multidimensional, porque esta es la forma de externalizar del joven de hoy, que no son recogidas por la institucionalidad existente.

Como planteamos, el problema se reduce a la antigua institución educativa que se encuentra en plena vigencia, pero que representa otra realidad, la rígida del pensamiento positivista del siglo XIX, porque es de entender que las reformas que se han intentado implantar durante el siglo XX no lograron internalizarse en los jóvenes como proceso inverso. He ahí el problema de fondo: difícilmente la socialización secundaria podrá realizarse con éxito a través de estas instituciones arcaicas y desfasadas, por mucho que el marco legal sea el reflejo de la habituabilidad de los jóvenes chilenos del siglo XXI.

Detectado el problema pues, la solución parece mucho más compleja, ¿cómo logramos que la principal herramienta para llevar a buen término un proceso de socialización secundario adecuado según Berger y Luckman, sea coherente con la habituación de los jóvenes de hoy? O, en otras palabras, ¿cómo modernizamos esta institución que mantiene una imagen hacia fuera, pero cambia por dentro, encerrada como en una concha, según Giddens?

Difícil saberlo, al menos el desafío está planteado.

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